Alcoholismo
Han pasado muchísimos años desde que el hombre aprendiera a fermentar ciertos frutos para obtener bebidas espirituosas, capaces de llevarlo a un estado especial.
Así se preparaban cervezas, vinos y otras bebidas desde el año 3000 AC. Pero la bebida blanca se conoce desde al año 800 de nuestra Era. Esto ha permitido la preparación de bebidas blancas y licores.
Un bebedor “normal”, puede disfrutar de su bebida. Esta es capaz de desinhibirlo, de darle cierta rienda suelta en determinadas ocasiones. Pero cuando lo moderado se exagera, es capaz de llevarlo al umbral de una enfermedad llamada alcoholismo.
El alcohol es una de las drogas de mas fácil acceso. Basta recorrer los medios, o una autopista, para encontrar más de una estrepitosa publicidad en la que se intenta asociar el “status” con la ingesta de algún trago, desde un aperitivo hasta el mismísimo whisky, el cual puede ser considerado como “alcohol puro”.
Entre los jóvenes adolescentes es muy común en sus salidas nocturnas, el descontrol, el desenfreno, motivados muchas veces por una simple copa con la que ingresan a un boliche, pero después una trae a la otra, y mezcladas o no, terminan postrados en el fondo de un reservado.
El alcoholismo debe ser considerado un real problema social, cultural,, y médico.
Describiremos la enfermedad que se declara en el organismo afectado por dosis exageradas o crecientes de alcohol.
Esta enfermedad es consecuencia de una intoxicación que puede tener dos formas: aguda o crónica. La primera es la que se da en el contexto de un estado de ebriedad. La padecen personas que sin querer en una fiesta tomaron mucho (por lo general, sin estar acostumbrados a hacerlo) y entonces se emborrachan. La forma crónica suele ser progresiva y, a menudo, mortal.
La OMS define el alcoholismo como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gramos en la mujer y 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un combinado tiene aproximadamente 40 gramos de alcohol, un cuarto de litro de vino 30 gramos y un cuarto de litro de cerveza 15 gramos).
Diversos factores que hacen al desequilibrio en una persona conllevan al alcoholismo: fisiológicos, psicológicos, genéticos, sociales.
Hay una dependencia física y emocional al alcohol, y un daño irreversible de nobles órganos, como el cerebro, el corazón, el hígado, y otros.
Por su composición química el alcohol es capaz de afectar muy fácilmente a todas las células del organismo, en especial a las del sistema nervioso y el cerebro.
EFECTOS DEL ALCOHOL EN EL ORGANISMO
La sustancia alcohólica que domina con su presencia en vinos, cervezas o brandys, es el etanol.
Una vez ingerido, pasa a la sangre muy fácilmente por el estómago una parte y por el intestino, lo restante.
Desde la sangre llega rápidamente a todos lados. En el hígado (gran laboratorio propio que trabaja las 24 horas) una parte se transforma en dióxido de carbono y energía.
INTOXICACIÓN AGUDA (BORRACHERA)
Se produce luego de la ingesta de grandes cantidades de alcohol. La absorción dependerá de ciertos factores a saber:
Graduación: no es lo mismo una botella de cerveza, que una de whisky.
Composición química de las bebidas: algunas se asimilan más rápido que otras.
Presencia de comida en el estómago: con comida se frena un poco la velocidad de entrada.
El peso de la persona. A menor peso, peor efecto. Un flaco se emborracha más fácil que un gordo.
El sexo: las mujeres son mucho más sensibles a esta droga que los hombres.
Una vez absorbido el alcohol, es transformado en otras sustancias. Los efectos, según la cantidad, pasan por:
- FASE INICIAL
( 0,25 gr./l -0,3 gr./l ) Cuando la persona se da cuenta de “un cambio” en su estado mental. Aquí se alteran los sentidos y se disminuyen los reflejos.
- EXCITACIÓN
( 0,3 gr. / 1,5 gr./l ) Pérdida de la inhibición y perdida del autocontrol con parálisis progresiva de los procesos mentales más complejos, por ejemplo, no pueden hacerse cuentas matemáticas. Este es el primer estado en el que cambia la personalidad.
- INCOORDINACIÓN
( 1,5 gr. /l – 3 gr./l) : Temblor, confusión mental, incoordinación motriz: generalmente, la persona acaba durmiéndose.
- COMA Y MUERTE (+3 gr./l).
INTOXICACIÓN CRÓNICA:
Se llega a esta intoxicación crónica, ya sea pasando por sucesivas borracheras, repetidas y crecientes, o a partir del continuo hábito de beber de cada individuo.
Conlleva a esta situación el hecho de que exista cierto acostumbramiento por parte del organismo a la bebida, al punto tal que si falta, la persona haga cualquier cosa con tal de obtenerla.
En la intoxicación crónica sufren todos los órganos, se altera el cerebro, el corazón, el hígado, el sistema nervioso.
Hay que tener en cuenta que el alcohol no se digiere, y así como lo tomamos es capaz de pasar a la sangre y hacer sus estragos.
En el cerebro altera todas las comunicaciones entre sus “cables” (fibras nerviosas) y sus “terminales de información” (células o neuronas). Estas comunicaciones se alterna en el sentido de un enlentecimiento primero, hasta destrucción total. Sabemos que neurona que se pierde no se recupera, así puede involucionarse hasta estados de demencia (locura) alcohólica.
El corazón sufre a todo nivel. Se oxigena menos, por lo tanto puede pasar desde un infarto, hasta arritmias, hipertensión arterial y cuadros de insuficiencia cardiaca por agrandamiento, en un intento desesperado de querer compensar su pérdida de fuerzas en la función de bombeo.
El hígado puede dañarse de modo irreversible, llegándose hasta la cirrosis hepática. En esta enfermedad se verifica un endurecimiento por fibrosis, y la muerte celular de sus componentes.
También el alcohol promueve, gastritis, úlceras, pancreatitis y hasta hemorroides.
Produce destrucción de los huesos, llamada osteoporosis, lo cual induce a fracturas fáciles, a veces espontáneas. También sufren la piel y los músculos.
Se altera toda capacidad del sistema inmune de defenderse frente a la invasión de gérmenes, y así puede darse más fácilmente neumonías, septicemias, meningitis.
Afecta notablemente la función sexual. Reduce la cantidad de hormona masculina y aumenta la femenina, lo cual se traduce en impotencia en el hombre.
Otras enfermedades son: anemias, malnutrición, enfermedades degenerativas.
Este alcoholismo crónico lleva paulatinamente hacia la muerte. Cerca de 200000 personas mueren por año por esta causa.
Quien toma alcohol de modo de intoxicarse crónicamente limita su esperanza de vida muchas veces a nomás de 10 años.
No hay que dejar de considerar que una simple sobredosis mata de una.
Si bien el alcohol no produce directamente cáncer, sí es capaz de aumentar la sensibilidad a sustancias cancerígenas como el humo de cigarrillos. Así aumenta la incidencia de cáncer de boca, lengua, laringe, y pulmón.
TRATAMIENTO CONVENCIONAL DEL ALCOHOLISMO
Al dejar de beber, la inhibición cerebral pasa bruscamente a exaltación, y sobrexcitación.
Al ingresar a un hospital lo primordial es calmar este estado, por lo cual se indican ansiolíticos (benzodiacepinas, diazepam, clordiazepóxidos), se inyecta vitamina B, y se tratan todas las consecuencias, tales como la hipertensión o las arritmias.
Si hay convulsiones se tratan con fenitoina o benzodiacepina.
En los casos de abstinencia crónica pueden usarse disuasivos, tales como el disulfiram.
TRATAMIENTO HOMEOPÁTICO DEL PACIENTE ALCOHOLICO
Como todo lo que le sucede en la vida, una persona NO POR NADA, desde un determinado día comienza a tomar alcohol. El problema o causalidad puede hallarse en el mismo, en su entorno familiar o social, en su educación o cultura, en problemas de adolescencia, y hasta en ciertas emociones adversas percibidas desde el momento mismo de su vida antes de nacer.
Esa causalidad es tomada en cuenta de forma primordial en cualquier tratamiento con homeopatía unicista. Partiendo de esta base es posible encarar a la persona como un todo indivisible. No se trata de ir arreglando problemas, desfilando de especialista en especialista, o pasando por un gabinete compuesto por un equipo multidisciplinario.
La homeopatía unicista trata a cada persona como un todo indivisible, llegando también a no separar lo que le pasa de lo que le pasó, las consecuencias (enfermedades descriptas más arriba) y la causalidad, que es el motor de arranque inicial para todo este desequilibrio.
Teniendo en cuenta lo emocional y lo físico, ayuda al equilibrio total y profundo, y desde el equilibrio ayuda a alejar a la persona de su copa autodestructiva.
Para ello nos basamos, en principio en un medicamento que cubra la totalidad de los síntomas, ya sean mentales, como generales, o locales, que llamamos remedio de fondo o constitucional.
Este remedio ayuda a alcanzar ese equilibrio total. Pero además damos medicamentos complementarios que cubren todos los estragos o efectos locales dejados por la bebida, con sus modalidades (formas de presentación: cómo mejoran, cómo agravan, como se presentan, como se van, etc).
Describiremos algunos de ellos, dejando por sentado que puede ser perjudicial la automedicación. Para su indicación, habrá que pasar por una consulta homeopática de hora y media, dos, o el tiempo que sea necesario.
Solo algunos elementos característicos de estos remedios dados de modo orientativo.
En casos de malestares al día siguiente de la ingesta alcohólica, dolor de cabeza, náusea, mareos, vómito, resaca: nux vómica 6° CH.
En algunos casos de problemas gástricos más severos, como nauseas y vómitos incoercibles, puede tomarse ipeca 6° CH. Si hay vómitos mucosos, antimonium tartáricum 6° CH.
El sulphuric acid ayuda a combatir el excesivo deseo de ingerir bebidas alcohólicas.
El etilicum se puede emplear como disuasivo. (ayuda a suplantar el alcohol).
Además se tendrá en cuenta la protección del hígado con medicamentos como phosphorus.
Como en toda persona con todo tipo de enfermedad, en este caso la Homeopatía Unicista demuestra ser, una vez más, la mayor y mejor arma conocida, para combatir este mal, y alcanzar así, un estado pleno de equilibrio mental y físico total, necesarios para llevar una vida mejor, más sana y más duradera.